El Principito, Antoine de Saint-Exupéry

05.07.2021

Antoine de Saint-Exupéry, nacido en Francia en 1900, fue escritor y piloto. Perdió a su padre a la edad de cuatro años y su relación con su admirada madre sería siempre muy cercana. Vivió una infancia feliz y ya en su adolescencia mostraría un amor por la aviación que no moriría nunca; aunque fue rechazado en la Escuela Naval, pudo entrar a la escuela de Bellas Artes y, en 1921, durante el cumplimiento del servicio militar, consiguió aprender del oficio de piloto, pero no pudo ejercer de este hasta la ruptura con su pareja, pues ni ella ni su familia deseaban que Antoine se dedicara a la aviación. En 1926, consiguió un contrato como piloto, lo cual complementaba, desde hacía varios años, con su interés y amor por la literatura y la escritura. Así, comienzan a aparecer algunas de sus primeras obras, como "Correo del Sur", siendo su gran fuente principal de inspiración la aviación y sus experiencias con esta. En 1929 sería nombrado director de la empresa Aeroposta Argentina, y dos años más tarde contraería matrimonio con Consuelo Carrillo, escritora y pintora salvadoreña. Antoine también llevaría a cabo numerosos reportajes como periodista, como los de Moscú en 1935 o sobre la España de la Guerra Civil.  Continuaría escribiendo y trabajando como piloto, con el nacimiento de nuevos títulos como "Tierra de hombres", "Piloto de guerra" o su más célebre, "El Principito". Durante la Segunda Guerra Mundial, el escritor formó parte del ejército contra los nazis, hasta la ocupación de Francia por parte de Alemania; a partir de este momento Antoine se trasladaría a Nueva York, pero, debido a su desacuerdo con su participación pasiva e inactiva, decidió volver en 1944. En verano de ese mismo año fallecería a bordo de un Lightning P-3.

El Principito, publicado en 1943 e ilustrado por el mismo autor, narra la historia de un pequeño príncipe que habita en un diminuto planeta, el asteroide B-612. El narrador de la misma, un aviador que ha sufrido un accidente en medio del desierto y con grandes dificultades para solucionar el problema, comienza contando su encuentro repentino con el Principito. Este, con una personalidad bastante curiosa, rápidamente se hace amigo del piloto, al que le cuenta su problema con una bella rosa, caprichosa y orgullosa. El Principito, ciuda de su planeta diariamente, limpiándolo y arrancando los baobabs para que no destruyan nada. Pero, confundido con el comportamiento de la flor, decide dejar su planeta y emprender un viaje a través de las estrellas. Conoce a  numerosos personajes, todos adultos y ahogados en actividades banales.

Así, se encuentra con un rey al que solo le importa el poder y lo material, un vanidoso al que solo le importa la opinión de los demás, un borracho que pierde su tiempo en vicios para huir de la realidad, un hombre de negocios que desconoce el verdadero valor de las cosas, un farolero que no dispone ni de un segundo para ser consciente del sentido de sus acciones y un geógrafo con un amplio conocimiento pero que desconoce lo que hay a su alrededor. Este último le informa sobre la existencia de la Tierra, y el Principito, sin dejar de pensar en su amada rosa durante todo el viaje, decide visitar ese extraño planeta.

Allí conocerá a una serpiente sabia capaz de mandar al cielo a cualquiera con su poderoso veneno. Tras cruzar por una enorme montaña y cruzar un amplio jardín de rosas, conoce al zorro. Este será el primer amigo del Principito durante su aventura, y mantendrán una larga conversación sobre la amistad y su cuidado, lo que le hace ser consciente de la importancia de la relación que mantiene con su rosa.

El Principito se da cuenta del valor y de lo mucho que ama a su amiga. Por ese motivo, decide pedirle a la serpiente que le muerda para así volver a casa, con su rosa. El aviador, al darse cuenta de lo que va a suceder, se opone temeroso, pero el Principito le convence para que no intervenga y para que, cuando ya se haya ido, lo siga buscando en las estrellas. Así, al día siguiente el piloto no encuentra el cuerpo del pequeño hombrecito y a partir de ese momento recordará de por vida esa experiencia con su gran amigo.

Este libro, cargado de simbolismo, como hemos podido ver, se encuentra libre de cualquier interpretación que se le pretenda dar a cada uno de sus diversos mensajes. Solo tenemos que apreciar el final de la historia, en el cual no se especifica de forma clara el desenlace. Creemos mejor continuar con el deseo del autor y no refutar ninguna teoría. Se trata de un libro tanto para niños como para adultos, y cada vez que se relee se consigue sacar algo nuevo o comprenderlo de una manera diferente a la anterior. Escribe Ricardo Carrión (eligeunlibro.blogspot.com): "He intentado inútilmente dar con la interpretación correcta de este libro, pero ya me cansé, creo que me estoy volviendo una persona mayor, intento encontrar a toda costa una razón, intento ser razonable. Menos mal que me di cuenta a tiempo, y preferí seguir las aventuras del Principito con mi niño interior, me sumergí en sus páginas dispuesto a seguir sus aventuras".

Dejaremos a continuación algunas de las citas icónicas de este libro; estas parecen, a simple vista, muy simples, pero al fin y al cabo en eso consiste, en decirnos algo que ya sabemos pero que todo el mundo necesita recordar.

"- Te juzgarás a ti mismo -le respondió el rey-. Es lo más difícil. Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo que a los demás. Si logras juzgarte bien a ti mismo eres un verdadero sabio."

"-¿Dónde están los hombres? -prosiguió al fin el principito-. Se está un poco solo en el desierto.

-Con los hombres también se está solo -dijo la serpiente."

"Si vinieses, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, comenzaré a estar feliz desde las tres. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré agitado e inquieto; ¡descubriré el precio de la felicidad!"

"- Sois bellas, pero estáis vacías -continuó-. No se puede morir por vosotras. Sin duda que un transeúnte común creerá que mi rosa se os parece. Pero ella sola es más importante que todas vosotras, puesto que es ella la rosa que he regado. [...] Porque ella es mi rosa."

"He aquí mi secreto. Es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos. Es necesario buscar con el corazón."

El Principito tiene esa magia, esa inspiración, esa inocencia que nos recuerda de dónde venimos y qué es lo realmente importante. A través de su cortas frases, de sus aparentes sencillas conversaciones, nos atrapa en un mundo en que el hombre a menudo erra, sí, pero también es un mundo lleno de esperanza y con un mensaje claro: nunca pierdas al niño que llevas dentro.


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